Las ideas, no florecen.
Los pensamientos, se apagan.
Las gentes, se enfurecen.
Las palabras, se las tragan.
El lamento de la tumba.
El grito que desgarra.
El chillido que pregunta:
¿ Por qué me matan ?
¿ Por qué me matan ?
Y la respuesta que a la tumba
le dio los tiros de salva:
Tus ideas, nos perturban,
las despabilas, despiertas
a las gentes, las lanzas
y el sueño en la tierra,
hierro y barro
podrido moho de la masa
en el agujero
se entierra y descansa.
El chillido, hilo de vida
y muerte, no se lamentaba
¡ mis ideales ! ¡ justicia !
¡ libertad ! ¡ ah !
ya sé por qué me matan.
sábado, 1 de mayo de 2010
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