miércoles, 13 de junio de 2012


UNA NOCHE DE LUNA LLENA


            Algunas veces traspasamos las fronteras de las tareas diarias y las preocupaciones que nos acarrea la vida  ajetreada que llevamos, en donde se revuelcan las noticias, las malas noticias, mensajes que quieren hacernos más inútiles y dóciles; Y traspasamos esas fronteras mandándolas al garete y olvidando, aunque sea por unos momentos, el común diario de las ocupaciones rutinarias.

            Y así sucede que anoche, si, anoche, con mi mujer, me dirigí al paraje de la Ermita de El Cuervo, lugar de la cita, en donde nos encontramos con un grupo formado por personas de distintos lugares, como Lebrija, El Cuervo, Jerez, Chiclana, San Fernando, Guadalcacín… liderados por José Miguel para preñarnos de Naturaleza y Luna Llena en una noche escandalosamente suave y serena en donde los sentimientos y olores campestres saltan revoltosamente sin necesidad de ningún estímulo.

            Y comenzamos la ruta por entre caminos juguetones que se rejuntaban alegremente para llevarnos a los distintos parajes a admirar y disfrutar las vistas de la noche de Luna llena.

            Y pasamos por un callejón-túnel para salvar la autopista Cádiz-Sevilla y pisar las tierras albarizas blancas de Mataparda Alta, pero sin coger pergañas del mismo color por las que se les conocían a los lugareños de este sitio, para subir, más tarde, poco a poco la suave, pero pronunciada cuesta hasta llegar al Cerro del Tío Chache o Cerro de la Mocha, en donde una cancela nos paró en seco, momento que aprovechamos para hacer un alto en el camino y ver desde esta cumbre los distintos horizontes llenos de luces artificiales que delataban los pueblos esparcidos junto al Guadalquivir, para, luego, más tarde,  hacernos volver por el mismo sitio hasta llegar a un cruce, que nos llevaría a la hijuela del Cubos, por la que regresaríamos al lugar de partida, pasando por la zona también llamada Mataparda la Baja, de tierras color rojizas, donde tampoco cogimos pergañas que nos señalaran como “pardeños” distintos de los de arriba.

            Luz de noche de Luna Llena, Suave y serena, virgen luz, que te tragaste la ponienda del día,  y entraste en ella sin aullidos de lobos.

            Mientras todo esto sucedía, el grupo caminaba en distraídas conversaciones distintas a las comunes diarias en donde traspasamos esas fronteras mandándolas al garete y olvidando, aunque sea por unos momentos, el común diario de las ocupaciones rutinarias.

Simón Candón 6/06/2012

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