martes, 25 de diciembre de 2012

La Vida es Navidad





Empiezan a llover los mensajes y llamadas de telefonía de amigos para felicitarnos en esta noche de Noche Buena, como es natural, porque la fecha así lo exige, deseándonos todos los parabienes. Son felicitaciones sinceras y de corazón, no cabe la menor duda. Y se agradecen. Y nos alegramos que los amigos nos acordemos los unos de los otros en estas fechas tan “señaladas”, como solemos decir. Y es costumbre que así se haga. Y cortesía también, incluso educación, pero sobre todo es el recuerdo de esas personas que en el caminar de la vida nos vamos encontrando en los diferentes sitios y de una manera u de otra, nos hemos necesitados y nos seguimos haciendo falta para darle sentido a nuestras vidas.

Es cierto, también, que en momentos de “bajona”, decimos: “ojalá pasen estas fiestas lo más pronto posible”, deseos provocados por la saturación y consumo de productos de todo tipo y porque estamos hartos de comer por comer o engullir; también por los gastos banales en la adquisición de artículos innecesarios de los que podríamos prescindir de ellos sin ningún tipo de problemas en los que gastamos cantidad de dinero que podríamos utilizar en otras cosas de más utilidad y, principalmente, porque nos acordamos de quienes ya no están con nosotros. Sus recuerdos nos apabullan y sentimos su ausencia. Es lo que nos pasa a los que ya llevamos unos años en la brega de la vida, y así nos lo manifestamos.

Esta mañana, aunque parezca mentira, me he ido al cementerio. Lo primero, ha sido visitar la tumba de mis padres. No sé. No sé. He ido sin más. Sin pensarlo. Necesitaba de esa visita. He estado un rato delante de ella sin decir, ni pensar en nada en particular, y sin embargo, me he sentido bien. Estoy convencido que en ese lugar solo existen los restos o cenizas de ellos envueltos en una caja de madera o cartón piedra, la de mi padre, y en una bolsa de plástico negra, los de mi madre, que así se hizo para que los dos estuvieran en el mismo nicho. Luego, he dado vueltas en ese “campo santo” en el silencio total, interrumpido esporádicamente por el murmullo ocasional de algún que otro visitante. En ese paseo solitario, he reflexionado sobre las cosas y avatares diarios. Me acordaba, en ese paseo, que hace dos días, según los Mayas, el mundo se tendría que haber terminado, y miraba a mi rededor y lo confrontaba con lo que veían mis ojos. Del mismo modo rumiaba mi pensamiento sobre el bombardeo de noticias que día a día nos hacen los desaprensivos, intolerantes, egoístas y avarientos personajes de los mercados económicos para hacernos, o querer hacernos infelices. Y paseaba en el silencio absoluto entre tumbas, panteones y nichos con nombres y apellidos en los que al final de todos o casi todos dicen: “… no te olvidan”.

Y es verdad, mientras un ser querido viva, en sus sentimientos estará el que murió. El binomio Vida-Muerte, Muerte-Vida se perpetúa en esa relación inseparable, y nace la Navidad de todos los día que rememoramos con más intensidad hoy con la particularidad de festejar el recuerdo del nacimiento de Jesús de Nazaret, eminentemente humano, para los creyentes, divino, que muestra su coraje en rebelarse pacíficamente contra lo instituido por injusto y corrupto y nos deja su mensaje de convivencia en sus palabras: “amaos los unos a los otros, como yo os he amado”.

No se si en su nacimiento, el de Jesús de Nazaret, fueron a visitarlos unos pastorcillos, como así lo aseguran los escritos, pero de lo que si lo estoy es que, esta Navidad, a nosotros nos ha venido a visitar y a quedarse con nosotros un pastorcillo con gracejo para alegrarnos la fiesta de la Vida.

Simón Candón 24/12/2012

jueves, 1 de noviembre de 2012

NUESTRAS EXPRESIONES

“COZAS DE JERÉ”
Illo ¿que paza pisha?
ojú compare, noz vemo de higo a breva, que coraje me dá, y mira que vivimo cerca eluno delotro, pero no zé lo que noz paza, cojone, que no noz vemo.
Illo que noz estamoz vorviendo majareta y carajote… lo que yo te diga, joé.
Mira, no zé zi tan terao lo der Perico.
Nooooooooooo
Zí, hombre… eze.  Eze mamarracho de vecino que ziempre eztá incordiando y metiendo lapata, ezté donde ezté.
Po lo que la pazao, creo que lo tiene bien merecío.
Rezulta que como eztamo como eztamo, má  parao que una eztaca clavá, po la mujé lo mandó a comprá una jofifa pa limpiá y no ze le ocurre otra coza ar mushasho que decirle a la mujé:
tequípoaí con tó tuz muertoz. Amo que yo eztoy aquí pa ir por mandaitoz.  Engayáááááá  ¿Zabe lo que te digo? Que vaz a ir tu con toerpepe… que zabe tu má que brijan. ¿Zabe lo que yo voy a jacé? Montá ar niño en papaguevo y llevármelo de pazeo, porer parque, pa que le de er zó en toa la choocaura, paque le zicatrice, que la tiene en mú mala condicióne.  Y… otra coza, dame zinco lero pa comprarle caramelo ar niño, y déjame de monzerga, que me tiene hazta loz cojone,  y  anda, anda…  échate p´alla, que tiene tú musha palabra menúa. Hazta luego, gachí. Por cierto ¿comprazte er papé parculo? 
Compare, y la gachí no tuvo otra coza que decirle:
gachó, no tiene guaza tuuuu.  No ni ná.
Y por que le dijo la mujé ezo, er Perico ze lió a gofetá con ella y la dejó echa un guiñapo.
 Azín, que como pudo la mujé, ze jué pa la pulizia y lo denunció por maloz trato y la mujé a dejao ar Perico en la calle…  como a un  peeerro.
Ahora compare, yo te digo mi verdá, el gachó é tan malaje y ezaborio, que ze lo tiene bien mereció. La gachí tiene toa la razón der mundo, qué quiere que te diga.
Illo, parecemo doz maruja, joé. Tuz muerto. Me voy, que nunca noz vemo y cuando noz vemo, no paramo de rajá.
Ezo, ezo, con tuz mula toa, a ver cuando noz vemo con má tiempo y me deja hablar a mí un poquito, con to tuz muerto, y noz tomamo una copita y paga tú.
Ea, lo dicho. Pisha
Adió.
Adió, pisha.

“Y COZAS DE WADA”

Dezpué de dezpedirme der Illo, me encuentro alamigo Manué y le cuento laz cosas de Jeré y rezulta que me zale ézte con otra. Y va y me dice elamigo Manué, po ezo no é ná, y empieza a largarme:
“hoy estoy guarnió. Y lo que ez má me guzta  de eztá gaurnío, es decir, que estoy guarnío. Ez una ezprezión que me encanta… como tantaz otraz que zon tan nueztraz aquí en Wada (Guadalcacín).
Como cuando uno ze jarta de comé y acaba engollipao (o engoñipao) o cuando riegaz la parcela má de la cuenta y la deja enguachinná.
Yo nunca pido churroz, sino calentitoz. De niño nunca he io a laz atrazionez, zino a loz casharritoz, y cuando no iba ar colegio, lo que hacía era rabona  (qué peyáz ni qué peyáz).
A lo largo de mi vida he conozío a má apoyardaoz que tontoz,  y má ennortaoz que dezpiztaos, pero nunca a un antipático, solo a malaje o zaborío.
Aquí lo musho é una jartá o una peshá, y lo poco é una mijita, y la gente no pazea, da vuerta. (wertero).
Lo que está mú zuzio está empercoshao, y lo que limpia a fondo, lo deja ezcamondao.
Zi ze te va la olla, te quedaz majarón, y zi da musho la lata, te llaman pejiguera.
Loz borrashoz, no deambulan, zino que dan camballá, y la gente no odia la mentira, sino er farzerío.
Lo roto está dezcuajaringao y lo pazao de fesha, revenío.
Loz cobardez zon jiñaoz y lo mú vizto, está mú manío.
 Por ezprezionez como eztaz, y laz mile que ze quedan en er tintero, cada vé me guzta má zer de Wada (Guadalcacín),  y quien diga que hablamo malamente que aprenda a entendernoz y verán como le cogen er guztito… wenaz tardez. (que conzte  que lo que acabo de aliñá no ez ninguna tontería, sino una shuminá).
¡Ea gashó! Pa que aprendan la gente a hablá elezpañó zin nezeziá de í a Valladolí, que por aquí ze habla mú bien.
¿Tu y yo noz hemo entendío? Poyaztá. ¿Qué quiere que te diga?
Po ¡ea!, te digo lo mizmo que ar Illo, que parecemos do maruja, joé y a ver cuando noz vemo con má tiempo y me deja hablar a mí un poquito, con to tuz muertoz, y noz tomamo una copita y pagaz tú.
Ea, lo dicho. Pisha
Adió.
Adió, pisha.
Noz dimo un abrazo er  Manué y yo y  noz juimoz má contento que unaz pazcuaz.
 Y cá uno por zu lao, como é normá.

viernes, 5 de octubre de 2012

Poema a Simón Niño

Bienvenido a casa
Simón.
Bienvenido a casa.
La noticia de tu venida,
¡halo de felicidad!
inundó mis sentidos,
impactó mi ser,
y sin saber que decir,
ni que hacer,
me quedé mudo.
El repullo de mi piel.
el cosquilleo de mi cuerpo,
y  los vellos de punta,
en un instante,
me tomaron por entero.
Brillaron mis ojos
y se hicieron mares.
Desde su orilla,
te vi inmenso.
Te palpé.
Te amé,
y escuché tus latidos.
Antes,
el vientre de tu madre,
se fue deformado
para formarte.
Sentí  tus desperezos
y los presumí bellos.
sobre él puse mis manos
y te acaricié.
Después,
cuatro llamadas perdidas,
cuatro,
fueron cuatro las llamadas,
y la quinta,
avisaba que llegabas.
Darte el primer acurruco,
de nana.
Cantarte la misma nana
que mi madre me cantó:
“Mi niño es chiquitito
no tiene cuna,
su padre es carpintero
y le va ha hacer una.
Ea, la ea,
ea, la ea,
mi niño es chiquitito
y se va a dormir”.
Y así,
Entre mis brazos,
mecerte y balancearte,
un cinco de septiembre
de un año glorioso,
para llenarme de alegría.
Bienvenido a casa
Simón.
Bienvenido.
¿Sabes?
cuando te vi
en el regazo de tu madre,
desparramado,
tranquilo,
enganchado a la teta,
sus gritos de parto,
entonaron cantos
y salmos de alegrías.
Sus ojos, gotitas de lágrimas,
fueron inmensos
para acogerte a ti,
su sol,
y con tu luz,
darme vida.
Mientras tanto,
tu padre,
con ojos llorosos de felicidad,
te miraba lleno de amor.

Simón candón, el abuelo.

viernes, 6 de julio de 2012





El contenido de la portada del libro "El Cuervo. Formación y evolución", es el siguiente, observándolo de izquierda a derecha y de arriba para abajo.

 - El Item a Gadis: es parte del Itinerario de Antonino del año 280 d. C., en el que El Cuervo (aún sin formar) está entre Ugia (Torres Alocaz) y Hasta (Asta Regia).

 - El siguiente mapa es de Jerónimo de Chaves de 1579, en el que aún no se había iniciado la formación de El Cuervo.

  - El siguiente es el mapa de Carreras de Postas de 1804, donde ya se había formado la casa de postas "Real Casa del Cuervo".

  - El siguiente es la 11 jornada de la Carrera de Postas de 1790 desde Madrid a Cádiz,  que va de Utrera a Cortijo del Cuervo.

  - El siguiente la escultura de D. Andrés Sánchez de Alva y a la derecha un plano del poblado Sanchezalva realizado por el Instituto Nacional de Colonización, sobre el que está en 3D el término municipal de El Cuervo una vez segregado de Lebrija, con colores según altitud, curvas de nivel cada 10 metros, carreteras y situación del casco urbano. Finalmente el escudo de El Cuervo.


Este libro se presentará el día 26 de Julio de 2012, a las 20,30 horas en el Teatro Municipal de El Cuervo, sito en la casa de Postas.

Quedan invitados todos al acto de la presentación

lunes, 18 de junio de 2012


LA MORERA
           
            Por los Llanos de La Ina, junto al río Guadalete y a su orilla, la Cartuja, muy cerca de donde se desarrolló la famosa batalla, hay una finca plantada de naranjos y ciruelos, aparte de diferentes hortalizas, a donde me dirigí a ver a mi amigo Juan para coger algunas ciruelas y dar un paseo por la misma. Habíamos quedado allí. Yo me adelanté a su llegada. La cancela estaba cerrada. Esperándole, observé que entre el canal de riego y el río, había una morera frondosa, de buena sombra. Me acerqué a ella y la vi. Estaba cargadita de sus frutos: moras. ¡Moras! ¡Moras blancas! ¡Moras! ¡Cuánto tiempo sin tenerlas al alcance de la mano! Y… empecé a cogerlas, una a una, con mimo y delicadeza, con las yemas de los dedos, muy suave, para a continuación llevármelas a la boca y degustarlas. ¡Uuuuuhhhhhhnnnnnn!, ¡qué dulces!, sus azúcares se deslizaban por entre los labios para llevarlos hasta el paladar donde ejercía de alucinalojenos placenteros y… me vino al recuerdo de niño cuando a media mañana y después de haber recogido forraje para alimentar al ganado, tarea que teníamos, los niños vecinos de campo, y otros, también,  nos uníamos en los canales de riego para bañarnos y en las moreras para coger y comer moras hasta hartarnos y así eso de ponernos “moraos”. Nos subíamos a ellas para escoger las mejores, las más grandes y cada uno tenía sus preferencias, pero al final todos hacíamos lo mismo retándonos unos a los otros  a ver quién subía más alto y las cogía más grandes y mejores. Y… jugábamos a “guerrear”. Cada uno tenía “su morera”, que era su “fuerte” en donde hacía su “trinchera”.

            Si recuerdas lo anterior, no puedes dejar de lado aquellas otras tareas colegiales de coger hojas de moreras para alimentar al huerto de gusanos de seda que teníamos y que el maestro regentaba para hacer algún dinerillo que nos ingresaba en una cartilla de ahorros que nos tenía asignada a cada uno. Saco de yute al hombro, nos íbamos, por cuadrillas, por aquellos linderos de propiedades de parcelas de colonos, donde, en hileras, habían plantadas y bien crecidas muchas moreras, de donde cogíamos sus hojas y las metíamos dentro del saco. Echa la labor de la recogida de hojas, regresábamos al huerto de gusanos de seda y se las esparcíamos a ellos, que al instante las devoraban. El huerto de gusanos de seda estaba en habitáculos ventilados en estanterías con bateas en donde depositaban los huevecillos que las palomitas salidas de los cascabullos, ponían en el lugar destinado para esa función, de los que “nacían” los gusanos, que con el tiempo, se envolvía en su propia seda para quedar atrapado en su interior y producirse, pasado un tiempo, su metamorfosis, cumpliendo de esta manera los ciclos propios que le marca la vida de la propia naturaleza. ¡Maravillosa explosión de vida!

            Todo esto se me agolpó, en recuerdos, en un instante, esa tarde, que fui a la finca situada en Los Llanos de la Ina, junto al río Guadalete y a su orilla, La Cartuja, en el silencio de sus campanas, cerca de donde se desarrolló la famosa batalla,  en donde todo parecía un sueño del que despertara dulcemente para mostrase la belleza simple de la naturaleza y hacerme gozar a pleno pulmón de la exquisitez de sus caprichos.

Y todo… por una morera.


            “De entre la multitud de gentes que deambulan por el mundo de los sueños, el soñador es el único que despierta.” (1)                                                                                                         

Simón Candón 18/06/2012


(1) Moncho Dicenta

miércoles, 13 de junio de 2012


UNA NOCHE DE LUNA LLENA


            Algunas veces traspasamos las fronteras de las tareas diarias y las preocupaciones que nos acarrea la vida  ajetreada que llevamos, en donde se revuelcan las noticias, las malas noticias, mensajes que quieren hacernos más inútiles y dóciles; Y traspasamos esas fronteras mandándolas al garete y olvidando, aunque sea por unos momentos, el común diario de las ocupaciones rutinarias.

            Y así sucede que anoche, si, anoche, con mi mujer, me dirigí al paraje de la Ermita de El Cuervo, lugar de la cita, en donde nos encontramos con un grupo formado por personas de distintos lugares, como Lebrija, El Cuervo, Jerez, Chiclana, San Fernando, Guadalcacín… liderados por José Miguel para preñarnos de Naturaleza y Luna Llena en una noche escandalosamente suave y serena en donde los sentimientos y olores campestres saltan revoltosamente sin necesidad de ningún estímulo.

            Y comenzamos la ruta por entre caminos juguetones que se rejuntaban alegremente para llevarnos a los distintos parajes a admirar y disfrutar las vistas de la noche de Luna llena.

            Y pasamos por un callejón-túnel para salvar la autopista Cádiz-Sevilla y pisar las tierras albarizas blancas de Mataparda Alta, pero sin coger pergañas del mismo color por las que se les conocían a los lugareños de este sitio, para subir, más tarde, poco a poco la suave, pero pronunciada cuesta hasta llegar al Cerro del Tío Chache o Cerro de la Mocha, en donde una cancela nos paró en seco, momento que aprovechamos para hacer un alto en el camino y ver desde esta cumbre los distintos horizontes llenos de luces artificiales que delataban los pueblos esparcidos junto al Guadalquivir, para, luego, más tarde,  hacernos volver por el mismo sitio hasta llegar a un cruce, que nos llevaría a la hijuela del Cubos, por la que regresaríamos al lugar de partida, pasando por la zona también llamada Mataparda la Baja, de tierras color rojizas, donde tampoco cogimos pergañas que nos señalaran como “pardeños” distintos de los de arriba.

            Luz de noche de Luna Llena, Suave y serena, virgen luz, que te tragaste la ponienda del día,  y entraste en ella sin aullidos de lobos.

            Mientras todo esto sucedía, el grupo caminaba en distraídas conversaciones distintas a las comunes diarias en donde traspasamos esas fronteras mandándolas al garete y olvidando, aunque sea por unos momentos, el común diario de las ocupaciones rutinarias.

Simón Candón 6/06/2012