Amigo Peneque, te haré una
confidencia y quiero que se quede en eso, en una confidencia. Hace unos días
estuve reunido con Juan, nuestro amigo y cómplice en todo lo que te cuento y
relato y aunque no te lo creas, estuvimos hablando de ti. Si, si, de ti. Pero
no seas mal pensado. No, no lo seas. Comentamos tus ánimos por el saber. Tus
pillerías. Lo retozón que eres. Tus glotonerías y también de lo aplicado que
eres en la recepción de lo que te contamos. Ya verás… como eres tan curioso y
siempre nos estás diciendo que necesitas saber más sobre cosas y hechos que
ocurrieron en los distintos lugares de nuestro entorno, nos dijimos… ¿por qué
no le hablamos de D. Andrés Sánchez de
Alva, personaje singular de Lebrija, pueblo que le debe mucho, y quizás más el
nuevo pueblo de El Cuervo, hasta hace poco pedanía dependiente de Lebrija y así le metemos el veneno en el
cuerpo y que nos pregunte lo que quiera sobre el particular? Te preguntarás… ¿por
qué D. Andrés Sánchez de Alva y no otro? ¿Por qué el Cuervo? Y quizás otros por
qué, ¿no? A las preguntas que te haces, entre otras respuestas, está la de la
humanidad del personaje y el embrión y consolidación de un Pueblo y eso es lo
que hemos acordado. Ten por seguro que te daremos pelos y señales de cuanto
aconteció por la campiña de Lebrija y El Cuervo para que al mismo tiempo que te
lo contamos, para que sepas y mates tu curiosidad, te puedas pavonear con tus
amigos. Eso sí, las confidencias, son las confidencias y espero que no se te
escape lo que te estoy diciendo a Juan. Te haces el nuevo, como si no supieras
nada.
Que sepas Peneque, que nada más
terminar esta reunión, nos hemos puesto manos a la obra, Juan por un lado y yo
por otro. Juan anda escudriñando por entre archivos de papeles para darnos la
máxima información y yo, por entre archivos de personas para completar con
certeza humana lo que me digan las sabidurías y los sentimientos de los
lugareños. Te advierto Peneque que hasta no tengamos completo los distintos
relatos que pensamos contarte, no lo haremos ya que no queremos dejarte a
medias en tus conocimientos.
También te digo que el otro día
me fui a la población del El Cuervo para tratar de hablar con algún
representante del Pueblo para invitarle a la presentación del libro Guadalcacín
y Caulina en Relatos, que hemos editado. Llegué al Excmo. Ayuntamiento y en
información, pregunté por la
Sra. Concejal de Cultura, indicándome la funcionaria donde estaba
su despacho, encontrándome que en ese momento no estaba. Haciéndome un poco el
remolón por el lugar, al cabo de poco tiempo, pasó por allí un señor que me
saludó efusivamente, al que pregunté si sabía si estaba el Sr. Alcalde. Nos
identificamos y le dije a lo que iba y lo que pretendía. Me acompañó hasta el
despacho del mismo, encontrándonos que tampoco estaba. Era cerca de la una de
la tarde y estaban en sus quehaceres ciudadanos. Como se dice en el argot de
venta, llamé a puerta fría, sin previo aviso y… ¡claro!... demasiado conseguí. Peneque,
tú sabes que para estas cosas soy extremadamente prudente en mi comportamiento,
pero te tengo que decir que Juan Suárez, que es como se llama, se mostró
afable, amable y cariñoso en el trato, por lo que me dio la confianza para
abrirme de pleno e invitarle al acto que teníamos en Guadalcacín.
Seguidamente quedamos que a la
mañana del día después, me fuera para allá sobre las nueve de la mañana para
presentarme al Sr. Alcalde y le expusiera el proyecto sobre D. Andrés Sánchez
de Alva y El Cuervo. Así lo hice. A la
hora prevista, con Juan Suárez, llegué al despacho del Sr. Alcalde y hablamos
de todo lo que yo pretendía con una sinceridad que muchos las quisieran para
ellos. Es verdad que no conseguí lo que quería, pero me iba satisfecho por el
trato exquisito recibido. De todas las maneras, quedé con el Sr. Alcalde que, pasado
un tiempo más que prudente, volvería a insistirle sobre el particular.
Volví al despacho de Juan Suárez
para informarle del resultado de la entrevista, con la negativa a cuesta, pero
con el convencimiento de que la llamada
a la puerta de ese consistorio tendría respuesta de compromiso por parte de
Juan Suárez, ya que el día anterior, al explicarle parte del proyecto, le noté
interés y entusiasmo por el mismo, y así ocurrió. Es más, en la larga
conversación que mantuvimos Juan Suárez y yo, me refirió y contó la anécdota de
“Andrés El Tonto”, que ya en su día te la contaré, Peneque, para que también la
sepas.
¡En fin, Peneque! estoy
satisfecho de las gestiones y así se lo hecho saber a nuestro amigo Juan, que
también se ha alegrado de los resultados. ¡Ah!... pero me ha dicho que me
abstuviera de decirte o adelantarte algo, ya que después lo dices y no puede
ser. Le he dicho a Juan que bueno, bueno, tampoco es para tanto porque él sabe
que eres discreto y sabes guardar la compostura.
Peneque, estos días estamos de
fiesta en fiesta y ocupados en los menesteres de las mismas. Que si fin de año,
que si reyes, que si esto, que si lo otro y por lo tanto se presta todo el
interés en estar con las familias y los amigos en la diversión y en los buenos
deseos para el año que acaba de empezar, como es el caso nuestro, pero… ¡a
propósito! aparte del tiempo que
llevamos juntos contándote todas estas cosas, que no es poco, ¿cómo las llevas?
Ya sé. Ya sé.
Tranquilo. Sin privarte de nada y
dándole riendas sueltas a la gula.
Pero… ¿no estamos en fiesta?
Pues eso. A divertirnos.
Vale, Peneque, te dejo por ahora,
pero que sepas, pasadas las fiestas, volveré para relatarte hechos de los que
te sorprenderán sobremanera.
Y es el caso que te sorprenda
porque de nuevo he estado en El Cuervo, esta vez acompañado por Juan, nuestro
amigo, para hablar con Juan Suárez y confirmar el proyecto. Lo hemos hecho.
Hemos visto los distintos escenarios por donde se desarrolla toda la trama,
todos extraordinarios. Casas de la época de los hechos. Lugares rehabilitados y
en uso para nuevas escenas y comportamiento acordes con los tiempos. ¡En fin!,
que también los sorprendidos hemos sido nosotros y por ello, te tenemos que
comunicar que en esta ocasión no te podremos contar lo que teníamos en proyecto
ya que en tu lugar estarán como protagonistas de contador y escuchante de las
historias unos amigos nuestros, el Abuelo y su Nieto, que tu no conoces. No te
preocupes, te lo presentaremos en su día. De modo que así te dejamos rumiando
un poco más todo lo de Guadalcacín y Caulina en Relatos, para muy pronto
contarte Los Grandes Relatos de las Colonizaciones de Andalucía. Peneque, mil
perdones por las nuevas decisiones sobre Don Andrés Sánchez de Alva y El Cuervo
y mil felicitaciones por tu papel en Los Grandes Relato de la Colonizaciones de
Andalucía. Pronto estaremos más pendiente de ti Juan y yo, aunque de vez en
cuando, te informaremos de los nuevos acontecimientos. Confidencia por
confidencia. Hasta pronto Peneque.
¡Ah! Peneque, como comprenderás y,
sucedido lo sucedido, entenderás, estas confidencias dejarán de serlas. Todo lo
que te he contado, se lo diré a nuestro amigo Juan para que esté al tanto de
todas nuestras conversaciones ¿vale?
¡Ea!, le mando un correo al
instante para su conocimiento.
Ahora sí, sigue entretenido con
Guadalcacín y Caulina en Relatos, que pronto estaremos en la faena que te he
dicho.
Peneque, este es el correo que le
mando a nuestro amigo Juan:
Amigo Juan, te adjunto
confidencias hechas a Peneque.
Léelo hasta el final.
¿Te parece bien?
Te aseguro que no ha puesto
ninguna pega ¿y sabes por qué? porque es muy cuco y está más por lo de las
colonizaciones pura y dura. No, si saber, sabe, incluso más que nosotros
y cuando le he dicho lo de Los Grandes Relatos de..., se ha alegrado un montón,
así que todos contentos. Espero que el Abuelo y su Nieto se comporten
decentemente. Espero que sí y que aquí se cumpla el refrán aquel que dice:
"Más sabe el diablo por viejo que por diablo" y dé juego a las
historias, unas inventadas, otras reales para homenajear a D. Andrés Sánchez de
Alva y Sánchez de Alva y que por fin El Cuervo tenga su historia
Un abrazo,
simón